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Começa assim: «Montse Mateos explicaba el otro día en un artículo en Expansión que los profesionales ya no quieren ser jefes; que priorizan su vida personal y trabajan en un concepto de carrera más relacionado con su satisfacción personal que con subir en la jerarquía, un cambio que impacta en la cultura corporativa. Me acordaba de la canción de Sabina cuando decía que las niñas no queríamos ser princesas. Efectivamente, queríamos hacer un trabajo real. Podríamos decir que en 2024 muchos profesionales no quieren ser jefes y no quizás porque carezcan de ambición, sino porque buscan algo más profundo: un sentido al trabajo, un propósito y un equilibrio. Este fenómeno, que se conoce como “ambición silenciosa”, refleja una necesidad creciente de coherencia y propósito en nuestras carreras. Pero, ¿qué implica este cambio para las empresas? ¿Significa falta de compromiso? ¿O representa un deseo de equilibrio personal, de encontrar una razón auténtica para trabajar? Esto es algo que conecta con el concepto japonés de ikigai. En la cultura japonesa, el ikigai es esa razón de ser, ese propósito vital que otorga satisfacción y sentido tanto a nuestra vida personal como profesional. (...)».